Mi nombre es Ryan. No es un nombre muy corriente, pero tampoco lo son las circunstancias bajo las que lo adopté : era el nombre que figuraba en la placa de identidad que venía conmigo cuando era pequeño y perdí a mis padres : R-YAN. Mi aventura comienza en un submarino inglés, el Victoria. En mi calidad de agente de los servicios secretos americanos, investigo unos extraños sucesos que rodean la Operación Polaris. Esta operación ha concluido extrayendo dos misteriosas cajas del polo norte.
Navegamos tranquilamente cuando recibimos una llamada de la base que indica al capitán que las cajas deben seguir cubiertas de hielo. Tras esto me dirijo al capitán Lloyd para preguntarle por las cajas , por la operación Polaris, y por el profesor Hamsun, pero inmediatamente después, somos atacados por un barco, presumiblemente nazi.
El ataque causa daños en la bodega y me dirijo allí con el capitán. La escena allí es dantesca : Jones está agonizando en el suelo y todo lo que alcanza a decir antes de morir es que hay algo en las cajas. Lloyd se acerca a una de las puertas de las salas en las que están guardadas las cajas, pero sin que pueda hacer nada para evitarlo, algo sale de ella y mata al capitán. Rápidamente cierro la puerta y con el extintor que cuelga de una de las paredes apago el fuego.
Al lado de la puerta, veo un armario empotrado con un lanza bengalas dentro, lo intento abrir pero está bien cerrado.
Vuelvo al puente y cuento a Driscoll lo ocurrido. Le pregunto si hay armas en la nave y me dice que no. Luego me cuenta que Hamsun está delirando en el dormitorio que esta detrás de él. Antes de buscar a Hamsun registro el cajón de la mesa de la radio y encuentro un libro de códigos, una llave y una grabadora.
Voy al dormitorio y hablo con Wayne acerca de Hamsum, me cuenta que no deja de delirar. Después le comunico la triste noticia de que el capitán Lloyd ha muerto. De vuelta en el dormitorio, cojo el hacha de una de la pared junto a la puerta y una medalla de San Cristóbal de una mesita. Ahora miro bajo una litera y encuentro un chaleco salvavidas y unas botas de clavos.
Ahora regreso para hablar con Wayne, y le digo que busque a Driscoll. Ahora que me he librado de él, intento hablar con Hamsun pero como delira le hipnotizo con la medalla. Comienza a recitar lo que parece un extraño hechizo, así que lo registro en la grabadora.
Sin nada más que hacer aquí, vuelvo al puente y, para mi sorpresa, un prisionero nos ataca. Rápidamente, pongo en marcha la grabadora para que reproduzca las frases de Hamsum y el monstruo desaparece. Wayne esta herido, así que intento calmarle pero lamentablemente muere.
De repente, una explosión dentro del Victoria nos sacude. El agua entra en la sala de torpedos, hay que enviar un SOS. Hablo con Driscoll, quien me informa de que Stanley tal vez conozca la frecuencia de la radio, así que para no perder contacto me entrega un walkie-talkie.
A continuación, bajo por la esclusa hasta la sala de máquinas y veo a Stanley pidiendo auxilio. Le pregunto que ha sucedido y me indica que una viga le ha atrapado y que use el cabestrante para sacarlo. Conecto el cabestrante y cojo una llave inglesa. Entonces llamo a Driscoll por el walkie, ya que el cabestrante debe manejarse desde el puente. Driscoll, guiado por mí, usa el cabestrante para quitarle a Stanley la viga de encima. Una vez salvado, le pido ha Stanley la frecuencia de la radio.
De regreso al puente y con ayuda del libro de códigos, mando un SOS. Entonces Driscoll me informa de que no podremos subir a la superficie con la sala de torpedos inundada. Quedamos en que yo subiría a la superficie. Me acuerdo de la pistola de señales y pensando que me será útil voy a la bodega. Utilizo los zapatos de clavos para pasar y con la llave abro el armario empotrado.
Tras esto, voy urgentemente a la sala de torpedos, pero me encuentro con que el sistema eléctrico ha bloqueado la esclusa. No tengo mas remedio que volver y preguntar a Driscoll por la puerta, quien me indica que se ha provocado un cortocircuito en el sistema eléctrico. Sólo queda una solución, y es arreglarlo. Como la puerta del cuadro eléctrico que hay junto a la puerta que da al dormitorio está atascada, uso el hacha para abrirla. Veo el sistema en muy mal estado : los cables se han cortado así que tendré que hacer varias derivaciones para que cada cable de cada color llegue a su destino, pero pulsando los interruptores lo consigo. No era tan difícil, solo tuve que cambiar (empezando desde abajo) todos los del cable amarillo. El primero, el tercero y el cuarto del verde. Y sólo el segundo del azul.
Antes de ir a la sala de torpedos, se me ocurre que el volante de la puerta que destrozo el prisionero me puede se útil, así que me hago con él con ayuda de la llave inglesa.
Al llegar a la sala de torpedos confirmo que está inundada, así que me dirijo al otro extremo y veo que a la llave de vaciado le falta el volante.
Uso el que acabo de coger en el orificio que ha quedado y luego lo giro. Ahora que se ha ido el agua, cojo la bengala que hay sobre un tubo. Abro el tubo lanza torpedos y el torpedo de mas a la derecha y llamo a Driscoll por el walkie. Antes de lanzarme me dice que he tenido suerte y que hay un barco en la superficie. Al salir uso mi pistola de señales y en unos minutos, el barco nos rescata. Afortunadamente, es un barco inglés y rápidamente nos conduce a la seguridad de la Base Edwards.