Si existe una licencia con grandes posibilidades de éxito en lo que a su adaptación a aventura gráfica se refiere, ésta ha de ser forzosamente la de los Mitos de Cthulhu, la opera magna del escritor H.P. Lovecraft.
Prisoners of Ice tomó libremente fragmentos de ésta y de otros relatos cortos del autor y los presentó, en 1995, en forma de aventura gráfica con una buena aceptación entre los aficionados al género, y no era para menos. Prisoners, además de hacer uso de una resolución SVGA de 640x480, secuencias cinemáticas vistosas y una banda sonora que acompaña perfectamente a la acción en pantalla, se hace más y más sólida a medida que se juega, entrelazando el argumento hasta alcanzar una atmósfera de pesadilla absoluta que tanto nos recuerda a las obras de Lovecraft. Este es su punto fuerte.
El apartado gráfico complementa fondos planos dibujados a mano con personajes renderizados, algo que en VGA normal combina perfectamente pero que con SVGA puede dar la impresión de estar jugando con el típico efecto "pegatina", resultando el aspecto y animaciones de los personajes poco conjuntados con los fondos. Las secuencias animadas son bastante buenas en general, si bien se tiene la sensación de que distintos equipos de artistas se han encargado de unas escenas y de otras, pues la calidad no es la misma en todas ellas. La secuencia de presentación, por ejemplo, está bastante cuidada y es muy efectiva en cuanto a hacernos entrar en situación, pero otras escenas en mitad del juego están hechas a mano y no tienen la misma fuerza.
Por otro lado, la aventura se maneja con un interfaz simplista a más no poder. Prácticamente, todo el juego puede manejarse sin verbos ni iconos, sino con una sola pulsación. Pulsa sobre una puerta y ésta se abrirá; pulsa sobre un objeto y será recogido, etc. Esto puede parecer restrictivo y quizá no sea tu trozo de pastel, pero lo cierto es que funciona, y jugando a Prisoner of Ice no se tiene la sensación de que el interfaz limita tu capacidad de acción.
Los problemas planteados son bastante originales y tienen una resolución coherente con algunas notables excepciones, como el momento en el que tienes que hipnotizar a un moribundo utilizando una medallita de San Cristobal. Es la trama, sin embargo, la que nos mantiene pegados al monitor intentando descubrir qué pasará después y cómo va a terminar la historia.
Prisoners of Ice utiliza, lamentablemente, el concepto de "muerte súbita" que tan popular hicieran compañías como Sierra. Es cierto que el saber que el peligro es real y que si cometes algún fallo estás muerto otorga una profundidad mayor en el dramatismo de la aventura, pero no es divertido encontrarse con situaciones en las que tienes apenas un minuto para reaccionar o serás víctima de las circunstancias.
Por lo demás, este título merece un hueco en la ludoteca de cualquier aficionado a las aventuras gráficas. Es una excelente aventura, nada deslucida por el paso del tiempo y que posee todo el interés y la intriga de las últimas producciones mucho más "de finales de los noventa".