Nanordenadores

Texto: Rafael Hernández


Problemas que solventar

Ahora bien, los obstáculos que aún quedan por resolver son tan formidables, o más, como los que se han resuelto hasta la fecha, por lo que no es de esperar que esta tecnología produzca frutos que lleguen a nuestras casas dentro de una o dos décadas. Algunos de estos obstáculos son los siguientes:

En primer lugar, un montón de puertas lógicas no son capaces de realizar ninguna computación a menos que se encuentren conectadas entre sí de alguna manera coherente, es decir, es la combinación de sus puertas lógicas de una manera determinada lo que diferencia unos procesadores de otros, y lo que en definitiva hace que realicen tareas interesantes. Ahora bien, para conectar puertas lógicas de tamaño molecular es necesario disponer de "cables" de tamaño molecular capaces de transmitir la información desde la salida de una puerta lógica hasta la entrada de una o más puertas lógicas, algunos de los "cables" más prometedores consisten en nanotubos de carbono metálico (ver Figuras 9 y 10).

Pero crear los "cables" y colocarlos en las conexiones adecuadas, sobre todo cuando hablamos de miles de trillones de "transistores moleculares", no será una tarea sencilla.

Cuando se crean cristales de manera química es inevitable la aparición de imperfecciones o impurezas. Sin embargo, los ordenadores que se creen a partir de estos dispositivos deben funcionar a la perfección, al menos en la parte del hardware, pues seguramente seguiremos sufriendo los constantes errores de las aplicaciones y los programas. Así pues los nanoprocesadores necesitan de una arquitectura que sea capaz de realizar computaciones perfectas a partir de elementos defectuosos y con errores.

En el artículo del mes pasado comentamos una de tales arquitecturas, que se utilizó para construir el ordenador Teramac, en el que se contaron más de 200.000 errores de hardware y aun así era capaz de funcionar a la perfección y dar resultados correctos. La arquitectura Teramac se basa en dos elementos diferenciadores; por una parte los elementos que realizan la computación (las puertas lógicas) deben ser dinámicamente configurables (configurables por programa) y por otro lado, tan importante o más que los elementos de computación son las conexiones entre los mismos, de tal manera que existen conexiones redundantes entre las puertas lógicas, lo que permite seleccionar el mejor camino de conexión entre muchos posibles. Es esta redundancia de conexiones el aspecto que proporciona la robustez al Teramac. Así pues es posible crear un nanoprocesador a partir de componentes defectivos si se diseña utilizando una arquitectura de tipo Teramac.

Esta tecnología podría utilizarse en la construcción del llamado "intelipol" o polvo inteligente.

Figura 9.
Figura 10.
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